Un bar al que no volveré. Nunca.
Domingo por la mañana, buen tiempo. Tras dar un paseo por la cercana Puerta del Sol entro en este clásico bar. Su aspecto viejuno lo hace entrañable. Está limpio y los camareros impecablemente uniformados. Está casi vacío.
Pedimos dos dobles. Nos ponen una jarra de cerveza mal tirada. Nos ponen un pincho de lomo salado con una rodaja de pan malo.
Pido la cuenta. 10 €. Sí, 10 € por dos jarras de cerveza de medio litro en la barra.
No voy a volver en la vida. Espero de corazón que quiebren cuanto antes. Esta gentuza vive de los guiris y de la gente despistada. Tendré que ser más cauto la próxima vez que vaya por alguna zona turística. Es indignante encontrar ladrones de semejante vileza.
Detalles:
Fecha: 25 de enero de 2015
Dirección: Plaza Canalejas, 5, Madrid
Que coma, que beba
Blog sobre bares y restaurantes
lunes, 26 de enero de 2015
Café del Príncipe
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viernes, 3 de octubre de 2014
Receta de callos a la madrileña
Os pongo esta receta de callos a la madrileña. A pesar de la crisis podemos comer bien, simplemente hay que cocinar en casa. Esta receta viene de perlas para los días fríos que se acercan. Perfectos para comer antes de ir a un partido en el Vicente Calderón.
INGREDIENTES
½ kg de callos limpios (los venden ya limpios en el mercado)
½ pata de vaca limpia (en el mismo puesto)
2 chorizos (en el mismo puesto)
1 morcilla choricera (en el mismo puesto)
1 cabeza de ajos
1 guindilla
2 dientes de ajo más
1 lata pequeña de
tomate triturado
1 hoja de laurel
unos taquitos de jamón ibérico
2 ñoras
1 cucharadita de
azúcar
Aceite
Vinagre
MÉTODO
Cogemos los callos y los limpiamos bien, los cortamos si hace falta y los vamos a meter en agua fría con sal y vinagre al menos una hora.
Después los aclaramos bien.
En una olla grande ponemos los callos (con la pata) cubiertos por agua y los llevamos a ebullición. Quitamos del fuego, tiramos el agua y aclaramos los
callos. Quitamos los huesos grandes de la pata.
Ponemos de nuevo los callos (con la carne de la pata) en
la olla, con una cabeza de ajos, 2 ñoras, un cacho de guindilla, una hoja de
laurel; y lo tapamos todo con agua. Cocemos durante 5 horas a fuego bajo.
Por otro lado, hacemos un sofrito
con dos dientes de ajo, un cacho de guindilla y una cebolla finamente picada.
Añadimos una lata de tomate triturado de las pequeñas, corregimos la acidez (echando
azúcar) y sofreímos ½ hora o más.
Aparte, cocemos en agua el par de chorizos y la morcilla choricera, unos 10 minutos, pinchando
previamente la piel. El objetivo es sacar la grasa de ahí.
Ponemos en una
sartén los tacos de jamón, el chorizo y la morcilla. Damos unas vueltas y dejamos que salga algo más de grasa. Posteriormente añadimos al sofrito una vez esté éste listo.
Sacamos los callos
con una espumadera y añadimos al sofrito. Echamos sal y pimienta y un poco de caldo
de cocer los callos. Dejar cocer ½ hora más para que los sabores se mezclen bien.
Último paso: Dejar reposar los
callos un día (muy importante) y a flipar.
viernes, 15 de noviembre de 2013
Punto MX
La nueva
tradición en cocina mexicana.
Así es como se
definen ellos mismos. Punto MX es un restaurante mexicano de lujo. La verdad es
que no conozco la cocina mexicana tradicional ya que los restaurantes mexicanos
en los que he estado son bastante cutres y suelen ir a lo fácil sin cuidar
mucho ni el producto ni la presentación. En Punto MX sucede precisamente lo
contrario: muy buenos productos bien presentados y servidos.
Al llegar a este restaurante,
ubicado en el barrio de Goya, en el distinguido distrito de Salamanca, lo
primero que me impactó fue el ruido. Mucho ruido. Nadie me había contado nada
del sitio, así que no sabía qué estaba pasando. La explicación es bien
sencilla: el piso de arriba es un bar donde va la gente a posturear y tomarse cócteles.
Tras el pequeño susto bajamos al sótano, que es donde está ubicado el
restaurante, donde el ambiente es agradable. El sitio es moderno y bien
decorado aunque para mi gusto la iluminación es demasiado tenue.
Tras echar un
vistazo a la carta de bebidas, descartamos rápidamente los cócteles y los
tequilas. Los primeros nunca me han gustado de aperitivo, los segundos por
tener un precio disparatado. Nos pedimos una caña y una michelada. La michelada
es una guarrada que le gusta a los mexicanos y consiste en mezclar cerveza con
zumo de limón y echarle hielo. A pesar de lo mal que suena no está mal del
todo. Lo malo fueron los 10 minutos que tardaron en prepararla. El camarero nos
dijo que los “cócteles” los hacen en la barra de arriba y tardan más. Ya
descubrimos lo que iba a ser la tónica de la cena: la espera. En este sitio hay
que tener paciencia. Los platos van llegando poco a poco a la mesa. Muy poco a
poco. Por suerte cada vez que pedí una caña me la sirvieron de inmediato.
La carta está
llena de palabras desconocidas a este lado del Atlántico pero viene acompañada
de un pequeño glosario para que no te pierdas en ella. Destacan las mezclas
entre Mexico, España y Oriente; con carnes de alta calidad en toda la carta.
Nosotros nos decantamos por lo que nos pareció más singular. Al fin y al cabo,
la carne si es buena no me va a decir mucho del cocinero mientras que otras
preparaciones más elaboradas sí lo hacen. Al lío, esto fue lo que comimos:
Guacamole Punto
MX. Quería probarlo. Si estoy en un mexicano bueno el guacamole tiene que
serlo. Efectivamente, muy bueno. Sin embargo tampoco vi mucha diferencia con
uno casero o de algún restaurante más modesto. Lo que sí es destacable es que el
camarero te lo prepara en la mesa y te da a probar para ver si está a tú gusto.
Ceviche
de callos de lubina. Salsa de chile de árbol. Impresionante ceviche este de
callos de lubina. La textura del pescado es perfecta y la salsa que lo acompaña
también. Un diez. Probablemente lo mejor de la noche. Merecería la pena venir a
este restaurante sólo por este plato. Imprescindible.
Panuchos
de cochinita pibil. X’nipek de cebollita morada y chile habanero. Este plato es
lo más parecido en sabor y texturas a lo que te encuentras en cualquier mexicano
barato. Debo decir que la cebollita morada picante estaba mucho más buena de lo
normal pero no fue un plato que nos dijera nada especial.
Tacos
de atún rojo de almadraba. Salsa de chile serrano y limón verde. Excelentes
los tacos de atún. La calidad de la materia prima se nota nada más probarlos.
Estaban muy buenos, sin embargo me esperaba más. No sé que, algo. Algo más.
Tuétano
a la brasa. Salsa molcajeteada, majado de hierbas. Espectacular. Este
plato consiste en un hueso enorme, partido en dos, para que vayas poniéndote al
gusto en las tortitas. El sabor del tuétano unido al majado y la salsa dan un
equilibrio perfecto a los tacos que te vas haciendo. Ojo, este plato sólo lo
puedes odiar o amar. No hay punto intermedio. El tuétano es así. Te tiene que
gustar, no lo pidas si no estás convencido.
Conclusión:
estamos ante un buen restaurante. Se come muy bien, es agradable y no es
demasiado caro. Como puntos en contra destacaría la exasperante lentitud entre
plato y plato, el precio del tequila y que como está tan de moda es difícil
reservar.
Detalles:
Fecha
de la visita: 13 de octubre de 2013
Dirección:
C/ General Pardiñas, 40, Madrid
Precio:
45 € por persona
martes, 9 de julio de 2013
Ikura ML
Ikura ML es un
buen restaurante japonés.
Ikura ML es uno
de los dos Ikura existentes en Madrid. Éste está situado en la calle Modesto
Lafuente, en un pequeño local que está pegado al restaurante Chifa (Sudestada). La
decoración del local es moderna con mesas de dos o cuatro personas y una barra
donde los sushimen preparan los pescados. Las mesas están demasiado pegadas
unas a otras, que creará una sensación un poco agobiante si el local está
lleno.
Nos atendió una
camarera oriental (tenía pinta de ser china, no japonesa) que no se enteraba de
nada. Su español era deficiente, sus recomendaciones no casaban con nuestras
peticiones, los platos no los explicaba… un desastre. Por suerte, para el local
y otras mesas, sí había camareros-cocineros competentes que conocen de qué va
esto de la restauración.
La carta es bastante
sencilla y no explica bien lo que vas a comer así que lo suyo es preguntar que
lleva cada cosa. Si puedes evitar a la camarera oriental lo tendrás más fácil. Tienen
una buena variedad de “makis raros” en los que fusionan lo que se les ocurre,
pero con buen criterio. Tras descartar las tempuras, makis tempurizados (hay un
montón) y demás fritangas por aquello de mantener la línea nos decidimos por un
poco de sushi y sashimi.
El negitoro maki, de ventresca de atún con
cebolleta, estaba bastante bueno. El tartar de pez mantequilla con trufa nos dejó
un poco indiferentes. Creo que esperábamos más. Aún así está bueno. El spicy vieiras futo estaba bueno, aunque
el tamaño de las vieiras era bastante variable. El sashimi de atún fue escaso y caro. Además el atún tampoco era de lo mejor que he probado. Totalmente
prescindible. Pero hubo una pieza que sí nos gustó mucho: el gunkan mushi tamago. Esto es una yema
trufada con lentejas crujientes dentro de un maki... una cosa un poco extraña,
y que es difícil comer de un bocado, pero que estaba buenísimo. Sin duda lo mejor de la noche.
Con respecto a la bodega no puedo opinar, ni miré los vinos. Sí me tomé un par de cervezas que no estaban muy frías. Esto, en plena ola de calor, es algo que deberían mirar. La cerveza medio fría no sirve de nada en Madrid. Quizás esté bien en otros países, pero no en Madrid.
Con respecto a la bodega no puedo opinar, ni miré los vinos. Sí me tomé un par de cervezas que no estaban muy frías. Esto, en plena ola de calor, es algo que deberían mirar. La cerveza medio fría no sirve de nada en Madrid. Quizás esté bien en otros países, pero no en Madrid.
miércoles, 3 de julio de 2013
La Casa del Ceviche
La Casa del
Ceviche es un pequeño restaurante peruano ubicado en Tetuán.
En una pequeña
calle de Tetuán, perpendicular a Bravo Murillo, nos encontramos con este
pequeño restaurante. Tiene una barra y cuatro mesas aunque en el piso inferior
tiene otro pequeño comedor con otras tres o cuatro mesas. La decoración del
local no está muy trabajada y probablemente sea la misma que tenía el bar hace
treinta años. Sin embargo tiene algo que es de agradecer: una bufanda, posters y
más parafernalia del Atlético de Madrid, que en seguida te hacen ver que este
no es un sitio convencional.
Como su propio
nombre indica son especialistas en preparar ceviches. Mixtos o de puro pescado.
Ambos están muy buenos. Buenísimos. Vienen acompañados de verduras cocidas, maíz
tostado (cancha), un picante que no te deja indiferente (lo ponen aparte por
algo, tened cuidado) y, lo mejor de todo, la leche de tigre. La leche de tigre
es el zumo de lima que se ha utilizado para cocinar el pescado y viene con todos
sus jugos. Este manjar no es apto para aquellas pobres personas que no adoran
el cilantro. Un ceviche sin cilantro no tiene sentido y, además, a mí me daría
vergüenza pedirlo.
Aparte del
ceviche, que es imprescindible pedir, tienen un sinfín de platos peruanos y
chilenos: la papa rellena, la empanada de carne, lomo salteado, pollo con arroz…
Todos los platos que he probado están realmente buenos y debe ser lo más
parecido a comer en casa de alguna señora por aquellas zonas de Sudamérica. Si
buscas un plato en especial de la gastronomía peruana, que no tengan en la
carta, lo puedes encargar y te lo hacen de buen grado. Como curiosidad, puedes
pedir cerveza peruana “Cusqueña” aunque yo soy más partidario del pisco sour,
que lo preparan muy bueno.
Este local de
cocina casera destaca también por otras virtudes: las raciones son grandes así
que de aquí no te vas con hambre. Otra es la amabilidad de la familia chilena
que lo lleva. La señora es como una madre, sólo le falta abrazarte y darte un
tupper con las sobras al irte. Bueno, yo creo que sí te lo ofrece pero no estoy
seguro de haber aceptado.
Por último tengo
que decir que puedes pedir la comida y llevártela a casa. Así que si no sabes que
comer, o tienes pensado cometer el crimen del fast-food, puedes llamar por
teléfono para encargar un ceviche y comértelo tranquilamente en tu casa. Comerás
mejor, más sano y más barato.
Conclusión:
grandísimo el ceviche (ambos), buena comida casera de Perú y Chile, sitio
chiquitico, perfecto para llevar a casa y barato.
Detalles:
Fecha: Cualquier día a la hora de comer, fines de semana también por las noches. Creo recordar que algún miércoles cierra por descanso
Dirección: C/ San Felipe, 11, Madrid
Menú y precio: un ceviche para llevar (para dos personas), 15€.
Fecha: Cualquier día a la hora de comer, fines de semana también por las noches. Creo recordar que algún miércoles cierra por descanso
Dirección: C/ San Felipe, 11, Madrid
Menú y precio: un ceviche para llevar (para dos personas), 15€.
Ceviche en casa |
viernes, 28 de junio de 2013
Casa Manolo
Casa Manolo es un
bar cutre para tomar cañas y crustáceos a la plancha.
En pleno barrio
de Gaztambide, en el distrito de Chamberí, se encuentra Casa Manolo. Un
auténtico bar de barrio. Este pequeño bar, decorado hace ya muchos años, se llena
hasta límites insospechados de gente que va buscando su particular El Dorado:
las gambas y carabineros plancha.
Eso es lo que
ponen aquí, gambas y carabineros
plancha. Y gambones, ostras, chuletitas de cordero, etc. Todo de buena calidad,
en su punto y a buen precio. Las cañas y
dobles están bien tirados y el propietario del bar es amable y paciente con los
clientes que siguen pidiéndole de todo cuando él lo que quiere es cerrar e irse
a casa.
El bar en sí es
feo y pequeño. En realidad, aunque siempre es agradable estar en un sitio bien
decorado, el aspecto del bar es lo de menos. Aquí se viene a tomar cañas y
comer gambas, no es lugar para una cena romántica.
Pero este pequeño
y entrañable bar tiene su lado oscuro: está lleno, es incómodo, está sucio y huele mal, muy
mal. Una expedición al baño un viernes a las cinco de la tarde, justo antes del
cierre, es lo menos recomendable que puede haber. Esa mezcla en el aire, que no
sabes si es por los kilos de marisco a la plancha que se han cocinado o por
qué, es francamente desagradable.
En resumen, este
bar tiene sus limitaciones pero es una interesantísima opción para ir a tomar
unas gambas y carabineros a la plancha con unas cañas.
Detalles:
Fecha: Cualquier día, en mi caso fue un viernes a la hora de comer.
Dirección: C/Gaztambide, 69, Madrid
Menú: carabineros, ostras, media docena de gambas, unas chuletitas de cordero, innumerables dobles de cerveza.
Fecha: Cualquier día, en mi caso fue un viernes a la hora de comer.
Dirección: C/Gaztambide, 69, Madrid
Menú: carabineros, ostras, media docena de gambas, unas chuletitas de cordero, innumerables dobles de cerveza.
lunes, 24 de junio de 2013
Maitia
Maitia es un
restaurante familiar de influencia francesa.
Es un restaurante
familiar porque lo regenta un encantador matrimonio (Cova y Fede). Es un restaurante
familiar porque está situado en un local pequeño donde hay 6 mesas y el número
máximo de comensales es de 14. Pero lo más importante, es un restaurante
familiar porque en Maitia vas a estar tan a gusto como en tu propia casa.
La cocina tiene
una marcada influencia francesa pero también se encuentran platos que va a ser
difícil encontrar al otro lado de los pirineos. Covadonga está a cargo de los
fogones y su esposo Fede se encarga del pequeño comedor.
Pedimos el menú
Maitia. El menú consiste en 4 primeros, 4 segundos y 4 postres que elabora Cova
según la temporada del año, según el éxito de los distintos platos entre el
público o según le apetezca a ella que para eso es la jefa. Eliges uno de cada.
Hay que destacar que no hay carta y por tanto tienes la opción del menú o la
opción de llamar por teléfono un par de días antes y acordar algo con ellos.
Los primeros. Comenzamos
con un aperitivo, una butifarra negra muy buena que acompañada de buen pan (desde
aquí animo a todo el mundo que ponga pan bueno y variado) ayuda a abrir boca.
Posteriormente pasamos a un gazpacho muy suave preparado para evitar “recuerdos”
cuando ya estás en casa que estaba muy bueno. Quizás, el vinagre que acompaña
el plato es un poco fuerte para la delicadeza de este sutil gazpacho. Seguimos
con unos puerros salteados con una vinagreta, frutos secos y unas virutas de
foie. Muy ricos. A veces la sencillez hace que una simple verdura sea un
manjar.
Los segundos.
Tras librar una dura batalla interior para decidir si tomaba el afamado confit
o el steak tartar finalmente me decanté por este último. El tartar estaba
buenísimo. Yo, que soy de sabores fuertes, lo pedí picante. Fuerte. Y Cova no
me decepcionó. Preparó un fondo de aguacate picante que me encantó.
Posteriormente me explicó también como hacerlo – sencillo y bueno.
El otro segundo
fue un lomo de atún vuelta y vuelta con una salsa de miel, mostaza y soja.
Excelente. Tanto el punto del atún (hecho lo justo, crudo por dentro pero no
frío) como la salsa.
Los postres. Ya
que era viernes y que la operación bikini de este año ha vuelto a ser un
fracaso me decanté por la bomba de chocolate. Una tarta de chocolate casera no
apta para anoréxicos aunque sí para bulímicos. Muy buena. El otro postre que tomamos fue una tartita de manzana caliente
con helado de mantecado. Muy rica también.
El vino. Maitia
ofrece servicio de descorche así que opté por llevarme el vino de casa. Un
Bagordi reserva 1998 de pura garnacha que está muy bueno pero en mi casa se
está muriendo ya que no tengo un sitio adecuado para conservarlo. Por tanto, el
apartado del vino lo dejo sin evaluar – ni siquiera vi la carta para saber cómo
andaban de precio.
La sobremesa. Tras
los postres Fede nos sacó un aguardiente, un licor de yerbas, otro aguardiente,
un vodka con sabor a chocolate… todo mientras manteníamos una animada
conversación con Cova y él mismo. Nos comentaron que llevaban abiertos 19
meses, cómo surgió el proyecto, los planes para ampliar el comedor en un futuro
casi inmediato, algún truco de cocina… en definitiva, una sobremesa familiar
con dos grandes anfitriones. La verdad es que nos hubiese gustado quedarnos un
rato más tomando otra copa con ellos pero el hecho de haber llegado hasta allí
en moto me desaconsejó seguir ese camino.
Resumen: id allí
cuando queráis estar en un sitio familiar, con música de fondo agradable,
excelente cocina y precios contenidos. Os va a gustar. Seguro.
Detalles:
Fecha: 21 de junio
de 2013.
Dirección: C/
Trueba y Fernández, 16. 28016 Madrid.
Precio: 41
€/persona. No aceptan propinas.
Maitia (querido)
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