viernes, 28 de junio de 2013

Casa Manolo

Casa Manolo es un bar cutre para tomar cañas y crustáceos a la plancha.

En pleno barrio de Gaztambide, en el distrito de Chamberí, se encuentra Casa Manolo. Un auténtico bar de barrio. Este pequeño bar, decorado hace ya muchos años, se llena hasta límites insospechados de gente que va buscando su particular El Dorado: las gambas y carabineros plancha.

Eso es lo que ponen aquí, gambas y  carabineros plancha. Y gambones, ostras, chuletitas de cordero, etc. Todo de buena calidad, en su punto y a buen precio. Las cañas y dobles están bien tirados y el propietario del bar es amable y paciente con los clientes que siguen pidiéndole de todo cuando él lo que quiere es cerrar e irse a casa.

El bar en sí es feo y pequeño. En realidad, aunque siempre es agradable estar en un sitio bien decorado, el aspecto del bar es lo de menos. Aquí se viene a tomar cañas y comer gambas, no es lugar para una cena romántica.

Pero este pequeño y entrañable bar tiene su lado oscuro: está lleno, es incómodo, está sucio y huele mal, muy mal. Una expedición al baño un viernes a las cinco de la tarde, justo antes del cierre, es lo menos recomendable que puede haber. Esa mezcla en el aire, que no sabes si es por los kilos de marisco a la plancha que se han cocinado o por qué, es francamente desagradable.

En resumen, este bar tiene sus limitaciones pero es una interesantísima opción para ir a tomar unas gambas y carabineros a la plancha con unas cañas.

Detalles:
Fecha: Cualquier día, en mi caso fue un viernes a la hora de comer.
Dirección: C/Gaztambide, 69, Madrid
Menú: carabineros, ostras, media docena de gambas, unas chuletitas de cordero, innumerables dobles de cerveza.
Precio: 20 €
Casa Manolo

lunes, 24 de junio de 2013

Maitia

Maitia es un restaurante familiar de influencia francesa.

Es un restaurante familiar porque lo regenta un encantador matrimonio (Cova y Fede). Es un restaurante familiar porque está situado en un local pequeño donde hay 6 mesas y el número máximo de comensales es de 14. Pero lo más importante, es un restaurante familiar porque en Maitia vas a estar tan a gusto como en tu propia casa.

La cocina tiene una marcada influencia francesa pero también se encuentran platos que va a ser difícil encontrar al otro lado de los pirineos. Covadonga está a cargo de los fogones y su esposo Fede se encarga del pequeño comedor.

Pedimos el menú Maitia. El menú consiste en 4 primeros, 4 segundos y 4 postres que elabora Cova según la temporada del año, según el éxito de los distintos platos entre el público o según le apetezca a ella que para eso es la jefa. Eliges uno de cada. Hay que destacar que no hay carta y por tanto tienes la opción del menú o la opción de llamar por teléfono un par de días antes y acordar algo con ellos.

Los primeros. Comenzamos con un aperitivo, una butifarra negra muy buena que acompañada de buen pan (desde aquí animo a todo el mundo que ponga pan bueno y variado) ayuda a abrir boca. Posteriormente pasamos a un gazpacho muy suave preparado para evitar “recuerdos” cuando ya estás en casa que estaba muy bueno. Quizás, el vinagre que acompaña el plato es un poco fuerte para la delicadeza de este sutil gazpacho. Seguimos con unos puerros salteados con una vinagreta, frutos secos y unas virutas de foie. Muy ricos. A veces la sencillez hace que una simple verdura sea un manjar.

Los segundos. Tras librar una dura batalla interior para decidir si tomaba el afamado confit o el steak tartar finalmente me decanté por este último. El tartar estaba buenísimo. Yo, que soy de sabores fuertes, lo pedí picante. Fuerte. Y Cova no me decepcionó. Preparó un fondo de aguacate picante que me encantó. Posteriormente me explicó también como hacerlo – sencillo y bueno.

El otro segundo fue un lomo de atún vuelta y vuelta con una salsa de miel, mostaza y soja. Excelente. Tanto el punto del atún (hecho lo justo, crudo por dentro pero no frío) como la salsa.

Los postres. Ya que era viernes y que la operación bikini de este año ha vuelto a ser un fracaso me decanté por la bomba de chocolate. Una tarta de chocolate casera no apta para anoréxicos aunque sí para bulímicos. Muy buena.  El otro postre que tomamos fue una tartita de manzana caliente con helado de mantecado. Muy rica también.

El vino. Maitia ofrece servicio de descorche así que opté por llevarme el vino de casa. Un Bagordi reserva 1998 de pura garnacha que está muy bueno pero en mi casa se está muriendo ya que no tengo un sitio adecuado para conservarlo. Por tanto, el apartado del vino lo dejo sin evaluar – ni siquiera vi la carta para saber cómo andaban de precio.

La sobremesa. Tras los postres Fede nos sacó un aguardiente, un licor de yerbas, otro aguardiente, un vodka con sabor a chocolate… todo mientras manteníamos una animada conversación con Cova y él mismo. Nos comentaron que llevaban abiertos 19 meses, cómo surgió el proyecto, los planes para ampliar el comedor en un futuro casi inmediato, algún truco de cocina… en definitiva, una sobremesa familiar con dos grandes anfitriones. La verdad es que nos hubiese gustado quedarnos un rato más tomando otra copa con ellos pero el hecho de haber llegado hasta allí en moto me desaconsejó seguir ese camino.

Resumen: id allí cuando queráis estar en un sitio familiar, con música de fondo agradable, excelente cocina y precios contenidos. Os va a gustar. Seguro.

Detalles:
Fecha: 21 de junio de 2013.
Dirección: C/ Trueba y Fernández, 16. 28016 Madrid.
Precio: 41 €/persona. No aceptan propinas.

Maitia (querido)

martes, 18 de junio de 2013

La pinta y la viña

La pinta y la viña es un bar para tomar vinos.

También se pueden tomar cañas aunque el grifo, por desgracia, es de Cruzcampo. Lo que sí tienen son botellines de Mahou, lo que se agradece cuando no te apetece tomar vino.

Es un bar pequeño, con barra y unas pocas mesas. Lo mejor de este bar son las muchas botellas de vino que tienen que además están a buen precio. Con respecto a las tapas, suelen poner un poco de fuet o algo de queso cuando te pides algo, pero a este bar no deberías entrar en busca de la tapa gratis. Para eso hay otros sitios a donde ir. Aquí se viene a tomar un vino (o una botella) tranquilamente mientras conversas con tus amigos, con los camareros o con ambos; y si tienes hambre se puede cenar.

Sí tienen una buena carta de raciones, que es bastante variada, y la comida es de buena calidad. Os recomiendo encarecidamente pedir las habitas con jamón y huevo. Están buenísimas y los 11 € que cuestan están bien invertidos. La tortilla de camarones tampoco está mal. Y bueno, como tienen de todo seguro que encuentras algo que te guste dentro del presupuesto que manejes.

Conclusión: un bar recomendable para ir a tomar vino (creo que ya lo había dicho) y picar algo con los amigos.

Detalles:
Fecha: Cualquier día excepto los domingos.
Dirección:
Calle Lino semi-esquina con Infanta Mercedes, Madrid
Precio:
de 5 € a 20 € por persona (depende del hambre con el que llegues)

Una esquina de la pinta y la viña

jueves, 13 de junio de 2013

Diverxo

Diverxo es un parque temático de la cocina.

Es un sitio donde ir a disfrutar con la comida. Un viaje por sabores y texturas desconocidos. Más que desconocidos, son sabores mezclados de forma inusual que crean conjuntos perfectos.

Al llegar a Diverxo lo primero que te encuentras es a un nutrido grupo de cocineros elaborando los platos y una vez pasas por delante de ellos llegas a la sala. Para los no acostumbrados a este tipo de restaurantes sorprende la poca densidad de mesas y lo grandes que son éstas. Todos los comensales van a estar a gusto en este restaurante. A pesar de que el sitio es amplio hay que destacar que hay pocas mesas y que sólo admiten un máximo de cuatro comensales por mesa. Que haya pocos sitios y que la cocina sea excepcional da como resultado que para reservar sea necesario planificarse un poco. Con unas dos semanas de antelación se puede conseguir la reserva que se pide únicamente por medio de la página web del restaurante.

Los platos son presentados casi siempre por los cocineros quienes amablemente te explican cualquier pregunta que quieras hacer sobre la elaboración, ingredientes, cocciones... Se nota que están orgullosos de participar en el festival gastronómico que se da aquí cada día.

¿Cómo es la comida? Espectacular. Sabores fuertes. Picantes y especias. Mezclas inusuales. Indescriptible. Buenísima. Algunas cosas no son lo que parecen. Juegan contigo, con tus ideas de como debe saber el plato que estás viendo.
¿Cómo es la bebida? La carta de vinos es amplia y variada. No hacen maridaje por copas con la comida así que si no tienes mucha idea lo mejor es dejarte aconsejar. A nosotros nos aconsejaron un Priorat para toda la cena que estaba muy bueno y tenía un precio ajustado (25 o 30 €, no recuerdo bien).
¿Cómo es el ambiente? Agradable. El día que fui había un par de familias con hijos mayores (de unos 30 años), un par de parejas de mediana edad y alguna pareja joven. El ambiente es pijo pero la gente va a disfrutar de la comida, no a dejarse ver. Y por supuesto, conociendo el look de David Muñoz, no es necesario llevar corbata, chaqueta, etc. Supongo que la nota discordante la daba yo con una de mis míticas camisetas.
En resumen, ir al Diverxo es una experiencia que todo amante de la cocina debería probar. ¿Merece la pena pagar 150 € por comensal? Sí. Diverxo merece la pena. Se trata de realizar un viaje de tres horas por unos parajes gastronómicos inéditos que no te van a dejar indiferente.

Detalles:
Fecha: 30 de octubre de 2012.
Dirección:
Calle Pensamiento, 28, Madrid
Menú:
Edamame con salsa de ají amarillo.
Coco verde. Guiso acidulado de pochas, zamburiñas y berberechos. Fritura estilo Diverxo.
Posticker Shanghái de capón, su caldo emulsionado, carabinero adobado en chiles y shitake.
Mollete chino de trompeta de los muertos a la crema, tomate kumato cherry y cecina de buey ahumada.
Kimchee de fresas, yogurt y café con chipriotes de anzuelo a la llama directa del wok.
Ventresca tibia de bonito, asada en brasas de sarmiento, huevo frito, ali oli de ajo negro y tomatillo de árbol con tabasco.
Rape chifa versión glaseado express.
Civet de bacalao negro al jabalí.
Chocolate blanco con manzana verde, apio y aceituna negra.
Chocolate con leche, lapsang souchong, wasabi, yuzu y pimienta sansho.
Vino:
1 botella de Priorat por persona. Imposible recordar cual.
Precio:
150 € por persona (propina incluida).

David Muñoz, el jefe